¿Por qué es importante formarse en el desarrollo personal?

El primer día de cada formación siempre hago una pregunta: ¿Quién de vosotros al despertar esta mañana ha pensado "buf, hoy me toca curso, con el trabajo que tengo..."? Son muchos los que sonríen y levantan la mano.

Normal. Casi todos vamos apretados y nos faltan horas, pero cuando el curso finaliza muchos participantes me dicen: "Se deberían hacer más cursos de estos". Entonces sonrío yo.

El desarrollo de competencias personales es un largo camino. Tan largo que no se acaba nunca. La formación permite esa pausa que necesitamos para ocuparnos de lo Importante y No urgente (todo y que yo lo pondría en Urgente, sin ninguna duda y, si hubiera un cuadrante llamado Imprescindible, allá que iría).

La comunicación, las relaciones, el liderazgo, la gestión del estrés, el trabajo en equipo, la creatividad. Todas esas cosas que, si flaquean en el quehacer diario, éste se ve resentido. Competencias transversales, las llamamos, o soft skills, aunque deberían estar muy bien grabadas en nuestro disco duro. También las podríamos llamar "Las que deberían estar siempre presentes", o Happy Skills, o Healthy Skills. Se me ocurren muchas maneras… mejor ya paro.

En los cursos, en seguida se hace patente la necesidad de poner el foco en estas habilidades, de tomar conciencia del uso que hacemos continuamente de ellas, pues su desarrollo nos permitirá ser más efectivos y felices.

Hablando de efectividad, que es lo que presuntamente deseamos de nuestros equipos y de nuestra organización, ¿sabemos qué es exactamente?

Peter Drucker, referente en gestión de las organizaciones, nos lo explica de forma fácil:

  • Eficiencia: Hacer bien las cosas. Debemos preguntarnos ¿Cómo hacemos las cosas?
  • Eficacia: Hacer las cosas correctas. Debemos preguntarnos ¿Qué hacemos?
  • EFECTIVIDAD: Hacer las cosas de forma eficiente y eficaz, es decir, hacer bien las cosas correctas. Debemos preguntarnos ¿Qué cosas hacemos y cómo las hacemos?

Después de hacernos las preguntas, debemos buscar la respuesta, y sólo la encontraremos tras una reflexión profunda, tras poner en duda el status quo. Haciendo frente al miedo al cambio, abriendo la mente, abriendo las orejas, innovando, experimentando, creando, investigando, teniendo clara nuestra visión y nuestra misión, clarificando objetivos, empoderando a los demás, motivando, influyendo, comunicando. Liderando, en definitiva, pero liderando bien.

Y si hablamos de liderazgo, no podemos dejar de mencionar la humanidad, disciplina, ciencia, o arte que gira en torno al ser humano, que es con quien todos trabajamos y a quien todos servimos.

Referirnos a la Humanidad en el entorno empresarial puede sonar ñoño, cursi, romántico, utópico, idealista, irreal, poco productivo o fuera de lugar. Pues, ya me diréis, cuando las máquinas nos lo hagan todo, que poco falta, ¿qué es lo que nos va a hacer diferentes a ellas? ¿qué es lo que podremos ofrecer como personas a las demás personas?

Sólo espero que la futura tendencia promueva el desarrollo de las capacidades que nos hacen más humanos, que mejoran las relaciones y que se enfocan en cuidar a los demás.

Ya en su día, hace unos cuantos siglos, el Humanismo cambió la historia, por suerte para todos. Después, lo cambiaron la Tecnología y las Comunicaciones, así, resumiendo mucho. Ahora está en nuestra mano unir estas disciplinas para liderar un cambio histórico que haga a las organizaciones tan efectivas como deseamos que lo sean.

Conclusión de mi disertación: la formación es imprescindible para todos los equipos, todos los trabajadores, todas las organizaciones y todas las personas. Porque ahí será el espacio donde podremos capacitarnos tanto como técnicos como como seres humanos.

 

Camino Calvo

Camino Calvo Valera